El sudoku argentino: de la lógica a la abstracción

Luis Grandal PROFESOR DE PERIODISMO INTERNACIONAL EN LA UNIVERSIDAD CARLOS III DE MADRID

OPINIÓN

MABEL RODRÍGUEZ

20 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Cuántas veces hemos oído o leído a tantas personas en España que no se explican por qué la población argentina, siendo un país tan rico en recursos naturales, roza los umbrales de la pobreza en un altísimo porcentaje (entre el 40 % y el 45 %, según el índice de Gini)? Y lo que es peor: millones de argentinos se resignan a la desesperanza ante las soluciones de sus problemas. Es como una pesada losa que les hace caer una y otra vez en el mito de Sísifo. Su afición a pasar por el psicólogo quizá tiene que ver con esto. Lo cierto es que el sudoku argentino es tan complejo que no tiene fácil solución, al menos a corto o medio plazo. Para llegar a la verdad —es decir, a la solución— se requiere echar mano de la teoría clásica de aplicar la lógica, la interpretación y la abstracción para la resolución de los problemas. Pero eso conlleva consenso, paciencia y mucho sacrificio.

Argentina ha vivido décadas por encima de sus posibilidades, alimentada por una clase dirigente de demagogos de todos los signos e ideologías. Han dado la espalda a la realidad y ahora pagan las consecuencias. Las causas están identificadas: perenne inflación desbocada (este año será del 150 %); corrupción sistémica (afecta a todas las instituciones, incluidos jueces, policías, políticos, sindicatos o empresarios); alto porcentaje de economía sumergida (cobrar y pagar en negro es lo habitual); altísimo índice de inseguridad y criminalidad (te pueden matar por un móvil o para robarte unas zapatillas deportivas, y la droga está haciendo estragos); política cambiaria esquizofrénica (la economía está muy dolarizada y existen varios cambios del peso con el dólar: el oficial, el paralelo, que es el más real en la calle y que vale el doble que el oficial, el dólar soja, el de exportación, el de importación, etc., etc., etc.); elevados aranceles y barreras comerciales no arancelarias; escasa participación en el comercio internacional; déficit fiscal crónico; deuda estratosférica; el 40 % de los alumnos abandonan los estudios secundarios sin acabar.

Argentina ha tenido seis suspensiones de pagos y no es extraño que llegue la séptima, porque el riesgo-país está entre los más altos del mundo. Su banco central ya no tiene liquidez en dólares; al contrario, tiene unas reservas de -9.000 millones. Hace unos días devaluó el 22 %, forzado por el FMI si quiere cobrar ayuda de este organismo. Pero la ayuda no es para invertir sino para pagar los intereses de la deuda. El porcentaje es insuficiente y tarde o temprano va a tener que devaluar más. China, que no desaprovecha la ocasión, le ha prestado yuanes, al igual que Catar, dólares, aunque en cantidad menor. A España aún le debe más de 850 millones de dólares del préstamo —que ya expiró— concedido por Aznar en el 2002 por el corralito. Junto con Cuba, son los dos países que nunca nos pagan. Ocupamos el undécimo lugar como clientes y el mismo como proveedores.

Recientemente ha celebrado elecciones primarias o internas, aunque las importantes serán en octubre para la presidencia y si hay balotaje se repetirán en noviembre. Hay tres aspirantes. Volveré sobre esto.